carta de suicidio de alguien que quiere ser Jefe de Estado de España
Si es que a mi no me dejan, y mira tú que es bien simple. Siempre he sido lo que se puede llamar un ciudadano modelo, me despierto, cumplo mi labor con la sociedad y me marcho a casita, por medio como, voy al servicio y me aseo, si tengo suerte a lo mejor tengo algo de sexo, pero no soy muy bueno en eso, en las posibilidades de tenerlo digo, después no se me da tan mal, creo.
Bueno el caso es que yo era un ciudadano así bien, constitucional se me puede llamar y todo, tan constitucional que el otro día me leí la constitución española enterita, craso error. Pues porque si nadie se ha dado cuenta ese librito se contradice, ese texto que guía nuestros destinos, pero no en plan espiritual estúpido, si no en plan de verdad, coño, que es la ley. Pues bien, ese documento dice que todos somos guays y tal, que si tenemos todos esos maravillosos derechos y esas necesarias obligaciones y tal. Bueno, el caso es cuando dice que todos somos iguales, que nacemos iguales y sin diferencias, como los pitufos, vamos.
Pero no todos somos pitufos azules con pantaloncito blanco, algunos son mejores, algunos visten de rojo y están por encima de los demás, eh, Juan Carlos. Pues después de leer toda esa diatriba me dieron a entender, que digo, me dijeron de forma autoritaria que jamás podría cumplir mi sueño, ni siquiera intentarlo, y es que yo quería ser Jefe de Estado de España. Bueno, a lo mejor no lo conseguía, pero al menos lo intentaba, Es como cuando te quieres tirar a la tía buena del instituto, si no lo intentas después de mayor te jodes pensando el famoso “y sí…”, pero si lo intentas y la tía pasa de tía pues piensas que ella se lo pierde o que es una zorra y listo.
La cosa es intentarlo, si fracasas ya piensas que es culpa de la gente o de las circunstancias, y ya si eso te pones con otra cosa. Pero en España no, te encuentras con un tío que está ahí por derecho divino, que está por encima de la ley y se puede gastar todo el dinero que quiera mientras realice su trabajo, consistente en leer discursos que le han escrito otros tíos y cortar cintas en inauguraciones, ¿A quién no le apetece ese maravilloso puesto de trabajo?.
Pues eso, que yo jamás lo conseguiré, pero demonios, intentaré hacer algo. Me voy a matar por no poder presentarme a unas elecciones para Jefe de Estado, no servirá de mucho pero al menos crearé algo de crispación, ya sabéis, que algunos medios digan que es hora de plantearse cosas y otros que digan que yo soy un enfermo y tal. Bueno, pues eso, que me mato por una España Republicana en la que cualquiera pueda ser jefe de Estado y eso, pero sin estar por encima de la ley y gastarte todo el dinero del mundo. Pues eso, que me suicidio para que a lo mejor tus nietos tenga la posibilidad de ser Jefes de Estado, con avión privado y tal.
Forma de suicidio recomendada: Si eres una tía te disfrazas de la República, con su teta al aire y eso, si eres tío te disfrazas de chavalín revolucionario tocando el tambor. En cualquier caso tiro en la cabeza.